jueves, 22 de mayo de 2014

CINE QUE NUNCA VIMOS: DE VAMPIRAS Y UN SANTO



¡Qué bien lo tenías escondido, Santo!

Por: Ricardo Sánchez
Fotos: Especial

Allá en la década de los sesenta, las películas realizadas en México usualmente tenían dos versiones, unas que, a decir de muchos directores y productores de la época, tenían que cuidar la integridad moral de las familias mexicanas.

Las “otras” cintas, eran para explotarse en el mercado europeo y latinoamericano, tenían la característica de tener a féminas con menos o nada de ropa y situaciones de cama… de sala, cocina, jardín o donde se les ocurriera a los intérpretes.

Ya que era todo un menester custodiar las buenas costumbres de nuestra eterna sociedad doble cara, los filmes "hardcore" no se hacían a la ligera. El director tenía que grabar esas otras escenas a espaldas de las autoridades y los productores debían encargarse de sacar el producto a escondidas del país, por lo que era imposible disfrutar de aquellas joyas tan fácilmente, se cuidaba mucho la imagen de los protagonistas, uno de ellos: Santo, el enmascarado de plata, un ídolo popular.



En 1980, una publicación sobre cinematografía del Instituto Politécnico Nacional (IPN) afirmó que varias películas interpretadas por el luchador habrían tenido sus adaptaciones para adultos, se especula que seis al menos; sin embargo, de la que se tiene material en concreto y completo es de Santo en el tesoro de Drácula.

En aquel lejano 1968, el éxito de los filmes vampíricos de Terence Fisher, como Dracula: Prince of darkness (1966), impulsó al popular productor de cine mexicano Guillermo Calderón a llevar a las pantallas la película que encabezaría el enmascarado de plata. La dirección se la encomendaba al experimentado René Cardona (La reina del río, 1939). 

                                      
Durante muchos años las dos presentaciones de la cinta, fueron ilocalizables, y muchos presumían la leyenda de que los negativos estaban bien resguardados en algún lugar de los Estudios Churubusco. Se cuenta que Santo pactó con Cardona para que sólo se exhibiera “la bonita” y no El vampiro y el sexo, como se le tituló a la grabación erótica.

Pasaron más de cuarenta años para que en la bóveda de Cinematográfica Calderón se encontraran tres copias de la obra, estas fueron restauradas, gracias al financiamiento de los organizadores del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) para ser proyectada en su edición 26 en la selección de películas de vampiros que realizó el director jalisciense Guillermo del Toro.



No fue fácil llevarla a las salas, primero hubo un conflicto en cuanto a derechos de autor que exigía la familia del productor, y por otra parte, la negativa de El Hijo del Santo,  que no estaba de acuerdo en que se viera manchada la reputación de su padre; no obstante, los dilemas fueron resueltos y tras décadas de estar enlatada, se proyectaría en el certamen tapatío y en el Festival Internacional de Cine de Horror de la Ciudad de México.

Quienes piensan verla y encontrarse a un Santo con hormona alborotada y en disfrute carnal, pueden llevarse una decepción. El héroe nacional nunca interactúa con alguna chica en paños menores, es más, los que pretenden encontrar escenas de sexo salvaje también pueden sufrir desencanto, digo, para el año en que fue captada no esperen que sea cine francés o soft porn como las de Cinema Golden Choice a media noche.

Ahora sí, aquí pueden verla completa:




Otra pelíucula con doble versión  es "El Barón Brakola", de 1965 protagonizada por Meche Carreño. También puedes revisar: Santo en el Museo del Sexo.

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